viernes, 26 de marzo de 2010

Poco paseada

Cuando fui niña había tres cosas en la televisión de mi casa: telenovelas, los partidos del Cruz Azul y las luchas. Así crecí y quejarme no viene al caso, porque además casi ni veía televisión, me encantaba la vagancia y mientras tuviera bicicleta, patines o con quien jugar, la calle parecía mi casa. Afortunadamente las cosas cambian.


Con el paso de los años llegó la variedad a mi vida, pero el futbol se quedó como regla y es algo que no puedo dejar de ver, así se hizo para mí el mejor deporte del mundo, a pesar de que nomás conocía la liga mexicana y los mundiales.


Con esta creencia llegué a Notimex, moría por cubrir futbol y obviamente Cruz Azul. Se me hizo y fui muy feliz, en los partidos cambié la sombra y a mi abuelito por el sol y las notas. Me acostumbré y me sentía como soñada en ese mundillo, hasta que se me agendó una conferencia de tenis y me aburrí terriblemente, pero me trataron como princesa y pude comparar un poco. Mi primer acercamiento al tenis.


La verdad es que hasta ahí llegó, porque si me preguntaban, mil veces prefería ir a un partido de futbol que a una aburrida y politizada conferencia de prensa de tenis mexicano.


Pasaron los años y salí del mundillo, a veces lo extraño y a veces no. Después llegó el tenis, el tenis que algunos dirían que es “medio de verdad”, aunque para mí es el de verdad, por ahora.


Fui al Abierto Mexicano de Tenis 2010 y aunque pareciera que Acapulco le diera todas las ventajas, debo admitir que el sol en pleno partido se las quita. De cualquier manera quedé encantadísima.


Tal vez tuve suerte, vino uno que otro grande: Venus, F. González, Almagro, Mónaco y el campeón Ferrer, entre otros, pero no lo veo tanto así, pasé de medio entender el deporte en televisión y estar de preguntona a ver un encuentro completo y disfrutarlo hasta tener ganas de gritar “Go Venus”.


En las conferencias de prensa la gente hace preguntas, no “no preguntas” y además había respuestas y no “cantinfleadas”. Quizá es sólo mi percepción, pero si lo comparo con una típica entrevista a un futbolista, los tenistas demuestran que sí entraron a la escuela y no nomás fueron y lógicamente las hacen más entretenidas. Si te trabas o dices tonterías te sonrojas y quieres que te trague la tierra, te exigen y eso es para mí mejor.


Y ahora, como una gran wannabe, quiero aprender a jugar tenis y para poder empezar tengo que comprar una raqueta y muchas pelotas (se aceptan donaciones), pero lo más difícil será 1.- lograr pegarle a la pelota, 2.- pasar la red y, 3.- meterla. Un propósito grande el mío (Ya reportaré si me inscribo y si avanzo un poco).


Nunca creí que me gustaría tanto el tenis, nunca. Me sabía poco paseada, nomás que no tanto. Ahora no sólo muero por ir a un Mundial, ya quiero un Grand Slam.