sábado, 31 de julio de 2010

Y hasta se ven bien...

La imagen más nítida de la hipocresía y la incomodidad se presentó ante mí este sábado en el estadio Azul, donde Andre Marín y Martinoli tuvieron que verse las caras en el terreno de lo laboral al tener que transmitir el partido de mi amado equipo Cruz Azul contra el Atlante.

Marín fue el primero en llegar al palco, muy tranquilo esperó y esperó, chequeó las pantallas, fumó y sonrió a cuanto fan lo saludó, hasta que su tarde se arruinó al sentir la llegada de su compañero de trabajo: no cruzaron ni una mirada.

Frente a cámara y a la espera de la señal, Marín hizo todos los ejercicios de respiración le permitieron sus pulmones, mientras Martinoli mantenía la boca cerrada y la mirada al frente. Pero el momento llegó y tuvieron que interactuar, se miraron por primera vez en la tarde, cruzaron palabras, se pusieron atención y en en la pantalla se veían rebien.

Los palcos vecinos al lugar de los hechos fijaron su atención a lo que entre ellos sucedía, puros representantes de la prensa, mientras los de TV Azteca anhelaban el corte para darse la espalda.

Me cae que estos dos son todos unos profesionales.