viernes, 30 de mayo de 2008

'Ora resulta que Santos campeón... ni madres!

Ya me la esperaba, pero se siente superfeo.

A las 15:20 horas sonó mi teléfono, la llamada fue para informarme que el próximo lunes, día de mi cumpleaños 25, tendré que hacer una felicitación para el Club Santos Laguna por haber logrado el campeonato, AeroMéxico tiene pautado este detallazo para el martes.

El viernes pasado, sin problema alguno, Irene y yo redactamos una felicitación para los laguneros por haber llegado a la gran final y el lunes felizmente se publicó, por eso suponía que se repetiría la tarea, sin embargo hoy ya era tarde, sentía que me había salvado, pero no, no y no, la crueldad me encontró.

Sólo hay de dos sopas, obviamenteeeee, puede que el lunes llegue con los ojos hinchados, el ánimo por los suelos y dispuesta a escuchar el típico "te lo dije, puuuus así es Cruz Azul, lo miiismo de siempre" (claro, la misma gente de siempre que no sabe lo que se siente), redactaré la felicitación orgullosa de la aerolínea mexicana y me aguantaré como los machos, qué diablos.

Ahora que la otra sopa me late más, me imagino la escena, me emociono más, lo veo cerca, lo puedo tocar, mi imaginación es poderosa, CRUZ AZUL CAMPEÓN, felices 25 y a trabajar.

...y que conste que no sólo habla mi corazón, los vi jugar muuuuy bien, me sorprendieron gratísimamente, la suerte no estuvo de nuestro lado, ni modo, tal vez los estúpidos villamelones nos echaron sus malísimas vibras, pero el domingo será diferente y me cae que vamos a ganar, seremos campeones y no precisamente porque crea en los milagros, lo creo porque es posible.

Entonces, la felicitación para Santos no existirá, pero yo no lo lamento.

¡Vamos Cruz Azul, carajo, ahora es cuando!

martes, 27 de mayo de 2008

Clientas ofendidas impactan mi futuro inmediatísimo

En una junta de acuerdos, al hablar del casting, el director dijo: “¿qué les parece una SEÑORA de 35 años?”, una pregunta de lo más simple, hablando de la familia de un señor de 40 años aproximadamente, con dos hijos (niña de 12 y niño de 8), pero pobre director joven, no supo lo que provocaría.

Resulta que las clientas, muy guapas, bonitas, jóvenes y exitosas se sintieron más que ofendidas, y estos fueron sus comentarios: “qué onda, cómo lo ven, o sea que yo puedo hacer casting, claro una señora de 35 años, pues qué le pasa”, “sí, yo lo voy a hacer, ahora resulta que a mi edad, pues ya para sacar dinero extra”, “no pues gracias eh, ya tengo edad de señora”, etcétera.

Luego, ya en la filmación del comercial había una actriz muy bonita (una que debía tener 25 años) brasileña, ojos claros, delgada, guapa, o sea “bien buena”, su papel no requería de mucho, pero como era a muchísimos cuadros por segundo se batallaba con las expresiones, de ella y de todos los actores, y claro, los comentarios de “mmta pues mejor hay que aventarle un garrafón para que sí se espante y deje de reír”, “y si mejor le cortamos el cabello, jaja”, “ash, ya mejor que le echen agua para que lo haga bien”, entre otros, no se hicieron esperar durante su actuación por parte de las mismísimas clientas.

Debo reconocer que me daba mucha risa, porque entre broma y broma bien que se sentían opacadas por la belleza de la sudamericana, más porque todo hombre en el lugar aprovechó cualquier momento para mirarla y soñar con tener hijos con ella o con tocarla, es más, pudieron conformarse con que ella volteara a verlos.

Después no faltó la conversación entre las clientas sobre la palabra señora, que si a una siempre le dicen así y se ofende, que si otra que sí es señora no soporta que se lo hagan notar, que no se sienten tan “acabadas” como para que las llamen así, que si a unas nunca jamás en la vida se los han dicho a pesar de que a sus novios siempre les dicen “señor esto, señor su cambio, señor bienvenido, señor buenas noches”, y todas coincidieron en que lo peor del mundo es que un niño se los dijera, simplemente la muerte.

Yo, a cinco días y descontando para mis 25 años, puedo reír de esto que escucho, del trauma que puede provocar en una mujer el paso de los años, pero me pregunto si en 10 años viviré lo mismo, si en una década haré esos comentarios, si a esa edad voy a querer tener o lucir de 25, o si me van a dar ganas de llorar cuando un niño me diga “señora”.

A la distancia puedo decir que no me pasará, porque con un cuarto de vida me gusta despertar y estar en el lugar que quiero, pero: ¿Estas clientas habrán pensado lo mismo que yo a sus 25? ¿Seré como todas, producto del mismo molde y mi destino es terminar así? ¿O soy de lo peor por estar pensando en mis 35 a unas horas de cumplir 25?

En 10 años les cuento...

lunes, 26 de mayo de 2008

Motivo de escarnio

Reconozco que la cagué en el primer gol. El pasto de la cancha del Velódromo Olímpico parecía más un espacio donde sacan a comer a un rebaño que un campo de futbol. Ok, ok, igual fue mi error porque ya sabía en qué condiciones estaba el terreno gracias al calentamiento previo, y debí calcular la circulación del balón.

Manejamos bien el esférico, anulamos a los hombres más peligrosos del Tri Gay y fuimos un equipo equilibrado. El rival no parecía un representativo nacional, mostraba demasiado respeto hacia el combinado de Excélsior y el duelo estaba para cualquier lado.

Ellos entrenan continuamente, cuentan con una preparación física profesional, juegan cada semana, van a jugar el Mundial en Londres dentro de dos meses y medio, tienen un uniforme rosa bien bonito y su porra los apoya incondicionalmente, pero se toparon con un conjunto aguerrido, que no se achicó y que le jugo de tú a tú... durante seis minutos.

Todo iba bien hasta que un pelotazo bastante fácil de controlar, no controlé. De frente, con la ventaja sobre el delantero y la opción de tocarle a un compañero o despejar a cualquier lado, le metí la pierna derecha para detenerlo y después mostrar la clase para salir jugando. El destino me tenía preparada una sorpresa desagradable. La irregularidad del césped propició que el balón pasara por debajo de mi pie, y entonces el atacante quedó libre dentro del área para definir, y definió.

Venga, no pasa nada, ahorita nos reponemos, estamos jugando bien. Bueno, eso fue lo que pensé. Antes del partido Ricardo Puig nos pidió que, a pesar de que cometiéramos errores, no nos fuéramos a pendejear ni a mentar la madre. Qué bueno que lo dijo porque todos se quedaron con las ganas. Nada más hacía falta ver sus caras. Venga flaco, fue lo único que se le ocurrió expresar a Carlos López de Silanes.

Apenas era el minuto 6, faltaba mucho partido por delante. Y goles también. El segundo y tercero cayeron a los 9' y 19' gracias a trazos largos que fueron bien aprovechados por los delanteros gays que a velocidad superaron a nuestra defensa, de la cual formé parte.

Buen momento para hidratarse y ajustar la estrategia. En la banca el técnico Héctor Linares no tenía ni idea de cómo componer el asunto y darle la vuelta en el complemento. Sin enterarme, ya se hablaba mal de mi desempeño. En la tribuna se hacían comentarios al respecto, las burlas corrían más que el balón. Ahí estaba Eduardo Domínguez quien no jugó por estar lesionado del pretexto derecho. Por eso le fue fácil desatar la cacería contra mí.

Se reanuda el duelo, ya empiezo a sentir cansancio y sospecho que los atacantes podrían superarme. Se viene el cuarto tanto y de inmediato pido mi cambio. No voy más. Estos gays nomás lo parecen fuera de la cancha, porque adentro nada eh. Total que perdimos 6-0. Decoroso si tomamos en cuenta que jugamos ante una Selección.

Apenas llegué a la tribuna para recibir un beso de mi amada y el mismo Domínguez se dirigió a mí para advertirme que la crítica me iba a destrozar, que no habría piedad. Pensé que era broma.

El resto del domingo me la pasé echado tratando de recuperarme. La verdad terminé bien madreado. Este lunes me sentí peor, me duele tooooooodo. Bueno, antes de que piensen mal no me hicieron nada los del equipo contrario, me refiero a piernas, espalda y pies.

Lo físico pasó a segundo término cuando llegué por la tarde a la casa de mi padre para llevarlo al doctor. Me adelantó que la reseña del partido se publicó en la portada de Comunidad (sección metropolitana de Excélsior) y que no se hablaba muy bien de mí, y me lo soltó con una sonrisita medio burlona. Dije que al regreso le echaría un vistazo.

Entonces vamos-venimos del neurólogo y lo primero que hago es ir en busca de Comunidad. Me aparto para leer en soledad. Chale, ahora entiendo a quienes me han reclamado por mi trabajo.

El señor David Vicenteño, encargado de informar sobre lo ocurrido en el Velódromo Olímpico, no necesitó más que mencionarme una vez en su crónica. Suficiente para aniquilarme. Pueden revisar la nota completa aquí
Si nada más quieren saber cómo me acabó, aquí están las dos líneas perversas que le dedicó a éste que les escribe.

- Al minuto 19, Joshua anotó el tercero en un descuido más del defensa Sergio Guzmán, quien era rebasado por todos los flancos.

Está claro. Para Vicenteño fui el culpable de los tres primeros goles. ¿Y la barrida que realicé y fue aplaudida por Livier, Irene y mi papá? ¿Y los balones que corté por arriba? ¿Y mi liderazgo para ubicar al resto de la defensa? No, a este reportero sólo le gusta ver lo malo. ¡Amarillista!

Lo peor, apenas entro al messenger y mi cuate Josué me 'revela' que la crítica fue muy dura conmigo. Y hasta Domínguez se atrevió a preguntarme si ya había visto la crónica, cuando él comenzó con el escarnio.

Ahora no sólo tengo dolores musculares, también está dañado mi orgullo. Al tal Vicenteño no pienso darle entrevistas y hablaré con la directiva para que se le impida el acceso a cualquier partido nuestro. Ay estos periodistas...

jueves, 22 de mayo de 2008

Partido contra la Homofobia

Como parte de la preparación del Tri Gay rumbo al Mundial Londres 2008 a celebrarse en agosto próximo, el cuadro mexicano disputará un partido amistoso este domingo 25 de mayo a las 10:00 horas en el estadio Velódromo Olímpico.

Ustedes se preguntarán ¿bueno, y eso qué coños? Tal vez para mí tampoco tendría la menor relevancia si no es porque el rival del representativo nacional se trata nada más y nada menos que del equipo de Deportes de Excélsior. Del cual su servilleta forma parte y está listo (ajá) para dar el 100 por ciento (mmmm, sí) con tal de sacar la victoria.

“El Tri Gay es un rival muy complicado, hoy en día ya no hay equipos chicos, pero nos interesa más lo que haga Excélsior, no nos preocupa, nos ocupa jugar bien y darle una alegría a nuestra afición”, esta es una declaración que pudo dar cualquier integrante de nuestra escuadra que no juega en forma más o menos desde hace un año.

Los organizadores del cotejo, es decir el Instituto del Deporte del Distrito Federal, el Tri Gay y nuestro capitán, el señor JC Vargas, tuvieron a bien bautizarlo como Partido contra la Homofobia. Está chido el título.

Aunque presiento que puede haber malas interpretaciones en el juego. Quien haya estado en una cancha de futbol sabe que, por muy amistoso que sea el partido, las planchas se calientan.

Y entonces ahí pueden venir los problemas porque también se sabe que el lenguaje utilizado en el terreno de juego suele ser un tanto altisonante, y acá la variable es que jugaremos contra un combinado de homosexuales -a pesar de que traen a tres cachirules que son heterosexuales- y cuidado con lo que se puedan tomar muy a pecho.

Si alguno de nosotros suelta un ‘párate puto, ni te toqué’, o un ‘no seas maricón, es juego de hombres’, o un ‘gooooool putos’ (éste sólo en caso de que podamos llegar alguna vez a la portería contraria), o un ‘le pegas como nena’, ¿cuál puede ser la reacción de los integrantes del Tri Gay?

¿Acaso se sentirán ofendidos? ¿Pensarán que es homofobia? ¿Sabrán que es parte del juego? ¿El árbitro saldrá predispuesto para sancionarnos en caso de escuchar algo así? ¿Responderán con alguna agresión física o verbal?

También existe la posibilidad que nos quieran sacar de concentración tirándonos el calzón. Pienso que si, por ejemplo, en mi posición de defensa central el delantero rival pretende provocarme (y entiéndase por provocar lo siguiente: hacer, mediante palabras o actos hostiles, que otra persona se enfade y reaccione también de forma hostil) y me dice algo así como ‘qué guapo estás, qué bonitos chinos tienes, me gustas, pásame tu teléfono, ¿no quieres jugar en nuestro equipo?’, seguramente sí tendrá un impacto en mi persona, pero estoy seguro que me cagaré de la risa. Mientras no me haga lo que Michel a Valderrama...

Ahora que si esto le ocurre a alguien que sí se lo tome personal el asunto puede terminar en golpes, y ahí corremos el riesgo de las cochinas interpretaciones y podríamos ser juzgados como homofóbicos.

La subdirectora editorial del Excélsior, María Luisa Díaz de León, se acercó hace un par de días a la sección para decirnos que irá con su familia a echarnos porras y que llevaría una buena dotación de Gaytoreid para refrescarnos. Entonces el buen Ángel Soto, en una broma inocente, dijo que mejor no porque ya era suficiente con el Tri. Ahora tal vez nos lleve Pogüereid.

Quizá Livs se aviente la crónica desde el palco y yo a ras de pasto, de cualquier forma se enterarán de los detalles del encuentro en este espacio. Ahora que si nos quieren echar porras ya saben dónde y a qué hora.

Y como diría el Perro: ¡Vamos muchachos!

miércoles, 21 de mayo de 2008

¿Mi obligación?

Estoy completamente convencida de que nunca jamás en la vida será mi obligación querer que un equipo mexicano, que no sea Cruz Azul, triunfe en torneos internacionales, mucho menos si de América, Guadalajara o Pumas se trata.

Pues a quién se le pudo ocurrir que “hay que apoyar al futbol mexicano” o “que todo sea por el futuro del futbol mexicano”, no no no y no, definitivamente aquel que lo vea-crea así no sabe lo que dice.

Que cuando se trata de Pachuca, Toluca, Atlas o alguno de esos, que según no son grandes, es diferente, porque me da igual, que ganen o pierdan no importa, tendrán un día de portadas, un día de felicidad y al olvido, punto.

Ahora que si se trata de Pumas no sólo no quiero que ganen, sino que deseo su derrota con todo el corazón, ruego porque los hagan pedazos, y esto es por culpa de los miles de villamelones, a los que sólo les deseo dolor futbolístico, que se ardan y fieles a su “pasión” se quiten la camiseta y dejen de molestar a mi vista. Y respecto a los aficionados de corazón ni modo, los respeto, tal vez sienta pena por ellos, pero no mucha y tampoco dura más de tres minutos, lo que además ya es mucho.

Las Chivas antes me daban igual, pero ahora me caen muy mal, sus aficionados se sienten tocados por la divina gracia, que nadie los merece, que su equipo es lo máximo, que las glorias son rojiblancas, ¡puaj!, que pierdan, que les duela, nomás pa’ que se queden calladitos. Y conste que cuando de este equipo se trata me toca ver triste a gente que quiero, como mi hermano, por ejemplo, que daría todo lo que fuera por tenerme de compañera de sus penas y triunfos en el futbol, pero su pecado es creer que yo podría tan sólo pensar en cambiar de equipo, pues qué le pasa, está mal, agoniza.

Por último está el América, y ni modo, es el equipo al que hay que desearle mal y ya, no importa nada más, aunque también creo que a sus aficionados les encanta andar llorando por todos lados, porque van por la vida "sufriendo” por lo difícil que es irle a las Águillas, porque el mundo entero se pone en su contra si le van a ese equipo, porque si los de Coapa pierden sobre de ellos se van los aficionados de Chivas, Cruz Azul, Pachuca, Toluca, Necaxa (si es que aún hay), etcétera, es más, hasta los que ni ven futbol, los perros les ladran e (inserte aquí todos los males americanistas), por qué no sólo se aguantan.

Y lo admito, no me da pena y así quedará constancia, también es envidia, porque todo lo bueno que pasa en otros equipos lo quisiera para el mío, así de fácil. Así que me juzguen o no seguiré deseando el mal al "futbol mexicano" en el extranjero.

domingo, 18 de mayo de 2008

Acta constitutiva

Este es un blog que emprenden por tiempo indefinido, para registrar el pasado, el presente y el futuro, y que celebran por una parte Livier, a quien se denominará "L", y por la otra Sergio, a quien se denominará "S", en conformidad con las siguientes declaraciones.

L tiene 1.55 metros de estatura, mientras que S cuenta con 1.80, esto hace que maticen de manera diferente sus perspectivas. L presume el cabello lacio y S soporta enigmáticos rizos. La exquisita piel morena que ambos poseen también presenta un distintivo, pues por una parte L observa el lado claro, y S el oscuro de los hechos. Son cuatro y medio los años que cuenta su brecha generacional.

El orden es compañero fiel de S, en contraste con el desorden como característica permanente en L. S es un obsesivo en cerrar cualquier puerta que encuentra a su paso, pero L se empeña en dejarlas abiertas. La lentitud para comer que asume L se contrapone a la rapidez con que suele deglutir S.

Tienen distintas manías -algunas extravangantes y otras más sutiles- que amplían sus contrastes. Simplemente S no puede comer sin pan o tortilla y L no necesita acompañar sus platillos con esos carbohidratos. S suele ampliar su repertorio alimenticio y probar lo que le ofrezcan, en tanto que para L el 90 por ciento de lo que no come ni siquiera pensó en probarlo.

En cuestión de aficiones L pintó de celeste su pasión futbolera con Cruz Azul y S vistió de amarillo sus anhelos por culpa del América. L no requiere devorar las noticias y S se atraganta de información. La política es el revés de S y para L no entra en el top de preferencias. La mente de S se detiene cuando de deportes se trata y la de L se va volando mientras se adentra en las páginas de un libro.

Los clásicos de la literatura enamoran a L y los contemporáneos cautivan a S. Si de ficción se trata S está de lado de los malos, en tanto que L prefiere los finales felices. La dureza con la que S asume su entorno se contrapone con la ligereza de L. Los impulsos traicionan a L y la calma predomina en S. Profesionalmente S se encarga de plasmar la realidad y L se dedica al arte de mentir.

El romanticismo que hace de S un cursi se opone a la frialdad de L. En el espacio de S se puede encontrar la formalidad al vestir, en el de L los harapos predominan. Vivir con el tiempo medido es una necesidad absoluta de S, en cambio L busca mil pretextos para abandonar cualquier tipo de reloj.

Con todo esto, S y L se conocieron en un estadio de futbol gracias a las ganas que tenía L de reír impunemente de la corbata de S, el destino no dejó que se cumpliera el objetivo de L, sin embargo, significó el comienzo de una amistad que se transformó en esa atracción que los polos opuestos tienen, misma razón por la que la existencia de uno no tendría sentido si le faltara el otro.

Leída íntegramente esta presentación L y S la ratifican y firman de conformidad, en una atmósfera de convivencia diaria, en México, Distrito Federal, el 19 de mayo de 2008.