lunes, 26 de mayo de 2008

Motivo de escarnio

Reconozco que la cagué en el primer gol. El pasto de la cancha del Velódromo Olímpico parecía más un espacio donde sacan a comer a un rebaño que un campo de futbol. Ok, ok, igual fue mi error porque ya sabía en qué condiciones estaba el terreno gracias al calentamiento previo, y debí calcular la circulación del balón.

Manejamos bien el esférico, anulamos a los hombres más peligrosos del Tri Gay y fuimos un equipo equilibrado. El rival no parecía un representativo nacional, mostraba demasiado respeto hacia el combinado de Excélsior y el duelo estaba para cualquier lado.

Ellos entrenan continuamente, cuentan con una preparación física profesional, juegan cada semana, van a jugar el Mundial en Londres dentro de dos meses y medio, tienen un uniforme rosa bien bonito y su porra los apoya incondicionalmente, pero se toparon con un conjunto aguerrido, que no se achicó y que le jugo de tú a tú... durante seis minutos.

Todo iba bien hasta que un pelotazo bastante fácil de controlar, no controlé. De frente, con la ventaja sobre el delantero y la opción de tocarle a un compañero o despejar a cualquier lado, le metí la pierna derecha para detenerlo y después mostrar la clase para salir jugando. El destino me tenía preparada una sorpresa desagradable. La irregularidad del césped propició que el balón pasara por debajo de mi pie, y entonces el atacante quedó libre dentro del área para definir, y definió.

Venga, no pasa nada, ahorita nos reponemos, estamos jugando bien. Bueno, eso fue lo que pensé. Antes del partido Ricardo Puig nos pidió que, a pesar de que cometiéramos errores, no nos fuéramos a pendejear ni a mentar la madre. Qué bueno que lo dijo porque todos se quedaron con las ganas. Nada más hacía falta ver sus caras. Venga flaco, fue lo único que se le ocurrió expresar a Carlos López de Silanes.

Apenas era el minuto 6, faltaba mucho partido por delante. Y goles también. El segundo y tercero cayeron a los 9' y 19' gracias a trazos largos que fueron bien aprovechados por los delanteros gays que a velocidad superaron a nuestra defensa, de la cual formé parte.

Buen momento para hidratarse y ajustar la estrategia. En la banca el técnico Héctor Linares no tenía ni idea de cómo componer el asunto y darle la vuelta en el complemento. Sin enterarme, ya se hablaba mal de mi desempeño. En la tribuna se hacían comentarios al respecto, las burlas corrían más que el balón. Ahí estaba Eduardo Domínguez quien no jugó por estar lesionado del pretexto derecho. Por eso le fue fácil desatar la cacería contra mí.

Se reanuda el duelo, ya empiezo a sentir cansancio y sospecho que los atacantes podrían superarme. Se viene el cuarto tanto y de inmediato pido mi cambio. No voy más. Estos gays nomás lo parecen fuera de la cancha, porque adentro nada eh. Total que perdimos 6-0. Decoroso si tomamos en cuenta que jugamos ante una Selección.

Apenas llegué a la tribuna para recibir un beso de mi amada y el mismo Domínguez se dirigió a mí para advertirme que la crítica me iba a destrozar, que no habría piedad. Pensé que era broma.

El resto del domingo me la pasé echado tratando de recuperarme. La verdad terminé bien madreado. Este lunes me sentí peor, me duele tooooooodo. Bueno, antes de que piensen mal no me hicieron nada los del equipo contrario, me refiero a piernas, espalda y pies.

Lo físico pasó a segundo término cuando llegué por la tarde a la casa de mi padre para llevarlo al doctor. Me adelantó que la reseña del partido se publicó en la portada de Comunidad (sección metropolitana de Excélsior) y que no se hablaba muy bien de mí, y me lo soltó con una sonrisita medio burlona. Dije que al regreso le echaría un vistazo.

Entonces vamos-venimos del neurólogo y lo primero que hago es ir en busca de Comunidad. Me aparto para leer en soledad. Chale, ahora entiendo a quienes me han reclamado por mi trabajo.

El señor David Vicenteño, encargado de informar sobre lo ocurrido en el Velódromo Olímpico, no necesitó más que mencionarme una vez en su crónica. Suficiente para aniquilarme. Pueden revisar la nota completa aquí
Si nada más quieren saber cómo me acabó, aquí están las dos líneas perversas que le dedicó a éste que les escribe.

- Al minuto 19, Joshua anotó el tercero en un descuido más del defensa Sergio Guzmán, quien era rebasado por todos los flancos.

Está claro. Para Vicenteño fui el culpable de los tres primeros goles. ¿Y la barrida que realicé y fue aplaudida por Livier, Irene y mi papá? ¿Y los balones que corté por arriba? ¿Y mi liderazgo para ubicar al resto de la defensa? No, a este reportero sólo le gusta ver lo malo. ¡Amarillista!

Lo peor, apenas entro al messenger y mi cuate Josué me 'revela' que la crítica fue muy dura conmigo. Y hasta Domínguez se atrevió a preguntarme si ya había visto la crónica, cuando él comenzó con el escarnio.

Ahora no sólo tengo dolores musculares, también está dañado mi orgullo. Al tal Vicenteño no pienso darle entrevistas y hablaré con la directiva para que se le impida el acceso a cualquier partido nuestro. Ay estos periodistas...

7 comentarios:

xosean dijo...

Mi estimado, lo pronostique: se las van a meter y se las metieron, seis veces.
De Chiquenteño no me extraña una crónica sangrienta, todos sabemos que aprendió a escribir en la morgue y se regodea más entre el plasma con coagulos que una sanguijuela. De tus yerros futbolísticos, digamos que el que esté libre de pecado, que tire la primera mordida. Lo que sí creo lamentable es que no hayan salido de las manos con los rivales y que no hayan cambiado camisetas.
Ánimo y recuerda, hay que dejar el futbol, antes de que el futbol te deje a ti.

xosean dijo...

PD: La crónica de David, y por favor coméntaselo de mi parte, es malísima, aburridísima, planísima... ¡caray! ¿Un partido entre 11 chotos y 11 cojos no daba para más?

Anónimo dijo...

A ver a ver... en primera aquí más que hablar la que te ama hablará la que vio el partido.

Jugaste bien, metiste la pierna, hiciste la mejor barrida del partido, corriste y tocaste correctamente, qué no me vengan con jaladas y que mejor se pongan a jugar, porque claro, fácil es hablar si ni te atreviste a pisar el pasto, fácil es criticar cuando sólo te quedaste sentado sin importar que fueras requerido en la cancha, y más fácil es abrir la boca si sólo tienes que decir lo que el que no jugó te contó, puaj! Pobres, ojalá algún día pueda verlos jugar, si es que saben ponerse alguna camiseta.

Ya del que hizo la crónica hablaré mañana, porque acá vamos por otro tiro.

Ricardo Madrigal dijo...

Carnita... no es por justificar pero los jotines entrenan desde hace mucho tiempo juntos, si fueron seis fue una cuota que los dejó bien parados, en el buen sentido de la palabra, quizá las entradas no fueron tan bruscas por miedo a que se fuera a sentir una posibilidad de ligue por ahi... en fin felicidades por intentarlo y si quieren jugar ante otro equipo sería bueno entrenar un par de veces por lo menos no?.
Por cierto la liga que pusiste de la crónica ya caducó o no de despliega.

Somerandomgirl dijo...

Sergio Guzmán, jugador.
Presente.

Yo aplaudí la barrida y más.

También debo decir que después de que saliste anotaron 3 goles tres, o sea la mitad (ah! qué inteligente soy!).

Por otro lado, creo que al Tri Gay se lo van a echar en el mundial, me parece que es lo que quieren.

NO juegan tan bien por Dios!

O no sé, tal vez para ser gays sí pero nooo...los delanteros pero qué falta de definición, fallaron varias.

Ñee!!!

p.d. No pelar las crónicas "planas".

Ciao!

Livier dijo...

Antes de que otra cosa suceda: el comentario anónimo no pude ser de nadie más que mío, así que "aclarado" el punto paso a la crónica del tal David Vicenteño.

¿Acaso nadie le avisó que de profesional ese partido nada tenía? Porque pa' cómo hizo su crónica creo que era necesario hacerlo, ya que su sentido común no daba para más.

Si tanto quería hablar de futbol por qué no mencionó que los gays no sabían definir, que su portero no recibió goles porque dios es grande, ya que de haberle exigido seguro se comía todo.

Por qué no habló de la resistencia de un equipo improvisado, donde Luis Alonso y el portero se llevaron las (mis) palmas, o ya si se me antoja perder la objetividad: por qué no mencionó la barrida de Sergio, simplemente la mejor.

A ver a ver, por qué habló con tanto orgullo de una selección que está para llorar y que viajará a Londres con el único mérito de aceptar que les gustan los hombres.

Qué plano, qué horror.

Chanfle II dijo...

No pasa nada, no pasa nada. A la salida se los carga la chingada...